Antes de compartir mis ideas, quiero que sepas que está bien no sentirse cómodo en todas partes y en todas las situaciones. Queremos sentirnos cómodos/as para hablar con nuestro jefe, con la pareja, para hablar ante 1000 personas. Pero no podemos hacerlo por estrés, miedo, falta de confianza en uno mismo. Entonces, sentimos palpitaciones, sudor en la frente, en las manos, y nos ponemos rojos como un tomate… y todo porque no nos sentimos cómodos/as en estas circunstancias. Primero, para evitar estos inconvenientes, tienes que decirte a ti mismo/a que «está bien sentirse incómod@». Date permiso para tener estrés. Cuanto más te fuerces por estar bien, menos lo estarás. Atrévete a salir de tu zona de confort. Tómate el tiempo para conquistar gradualmente áreas donde antes te sentías mal. Cuanto más lo practiques, más se convertirá en tu nueva forma de vida. Respirar también ayuda a relajar tu cuerpo y mente. Antes incluso de enfrentar circunstancias estresantes, tómate el tiempo para inhalar y exhalar lentamente mientras dominas el Silencio.
Reconcíliate con tu esencia
Hola a tod@s! Me alegra mucho presentaros mi primer curso: Reconcíliate con tu esencia. “Aprende a gestionar tu alta capacidad